El objetivo de las grandes empresas siempre ha sido conseguir el control de todo el mercado, creando de una manera más o menos directa, un monopolio.
Pero los tiempos han cambiado y, aunque las empresas siguen deseando controlar todo el mercado, han visto que a sus clientes y al público en general se les hace antipático el hecho de que una sola empresa lo controle todo. Además han descubierto que los monopolios limitan la flexibilidad e innovación en las empresas, pues el monopolio elimina la competencia y no genera socios que mejoren el producto (nadie presenta una versión de Windows diferente de la de Microsoft, aunque si hay decenas de versiones de Linux). Para acabar de complicar el tema, los estados han creado leyes anti-monopolio que limitan las perspectivas de esas empresas.
Así que resumiendo, actualmente el monopolio ‘no mola’.
Ya hace tiempo que era evidente que el concepto de monopolio tenia que desaparecer para alumbrar un nuevo concepto libre de prejuicios, limitaciones y problemas legales pero hasta hace relativamente poco, no se había podido encontrar esa ‘piedra filosofal’ que permitiese convertir el afán por el poder y el dinero, en algo aparentemente bonito y aceptable.
Ha tardado, pero por fin ha llegado. Señores y señoras, les presentamos ‘El Eco-sistema’.
Con el concepto ‘ecosistema’, (donde eco significa económico...perdón ecológico) las grandes empresas han encontrado un filón que les permite alejarse del concepto monopolio pero, conseguir el mismo resultado; dominio y dinero.
Ecosistema es una bonita palabra que asociamos con la ecología, la naturaleza, la paz, la cooperación, lo natural, etc. Pero que ahora vamos a empezar a asociar también con limites y problemas, pues las grandes del sector (Apple, Adobe, Google y Microsoft y todas las demás empresas que van a su rebufo) se han apropiado de ese concepto.
La idea es sencilla; crear ecosistemas de productos. Esto no significa crear entornos en los que sólo se utilicen los productos de un fabricante, sino entornos ‘controlados’ en los que unos productos interactúen con otros productos de varios fabricantes y coexistan juntos, formando un entorno de cooperación y ayuda que permita sacar lo mejor de cada producto y crear una sana competencia que mejore todos los elementos de ese eco-sistema.
Hasta aquí todo parece bonito, pero es que un ecosistema no es un sistema en el que todos los elementos están en igualdad ni tienen la misma importancia. Hay elementos básicos y otros que simplemente enriquecen el ecosistema.
Un ejemplo; el ecosistema de la selva Amazónica.
Las flores, las mariposas, los monitos, las hormigas, los ratoncitos, los pájaros y muchos otros elementos son básicos para la selva. Enriquecen el ecosistema, lo mejoran, le dan complejidad e interés y sobretodo lo hacen muy atractivo. Pero no nos engañemos, no son vitales individualmente para el ecosistema.
Los elementos vitales de ese ecosistema son los árboles y el agua. La desaparición de las hormigas o las mariposas, puede ser terrible para el ecosistema, pero éste sobrevivirá. En cambio, si desaparecen los árboles o el agua, todo el ecosistema desaparecerá.
Siguiendo con el símil, un ecosistema Microsoft (lo mismo se aplica a Apple o Adobe) es un entorno donde los productos Microsoft junto a los de muchos otros fabricantes, se unen, interactúan, se apoyan, crecen unos sobre los otros, se conectan, coexisten, compiten, se mejoran, crecen y crean por lo tanto un ecosistema completo donde el profesional encuentra todos los elementos que necesita para realizar su trabajo.
Está claro que los árboles y el agua donde florecerá todo el entorno de aplicaciones y utilidades será Microsoft y todos los demás fabricantes serán las mariposas, las hormigas, los monitos y los capullos de flores que dan belleza a la selva.
Muy bonitos pero prescindibles.
¿Es esto malo?, ¿Es perjudicial para nuestro usó de estas tecnologías?.
Pues depende.
Por un lado tenemos la inmensa ventaja de que al trabajar dentro de un ecosistema completo, todos los elementos están a nuestro alcance con gran compatibilidad y transparencia en sus interrelaciones. Por otro lado, es muy cómodo que los fabricantes creen sus productos con compatibilidad entre los diferentes fabricantes y nos dejen a nosotros la posibilidad de escoger como los combinamos y con cual trabajar.
Si este nuevo concepto se impone, quien esté en un ecosistema lo tendrá francamente difícil para utilizar una aplicación que sea de otro ecosistema y a la larga esto derivará en un alejamiento de estándares y formatos. Podemos pensar que ya se encargarán otros fabricantes de crear productos puente, aunque la experiencia nos indica que estos fabricantes son muy vulnerables a la piratería, mucho más que los grandes y, por lo tanto, con los niveles actuales de piratería, dudamos que sobrevivan.
Pero tenemos que ser optimistas. Cerrar los ojos, encender una par de velas y soñar que estos ecosistemas sean tan buenos y completos que los profesionales sólo tengamos que escoger en cual queremos trabajar y disponer de herramientas de gran calidad, a un precio justo.
